Sobre Enemigos Públicos
Tres ideas que quiero destacar sobre la última película de Johnny Depp, en la que interpretó al famoso asaltante de bancos John Dillinger:
El malo que resulta ser bueno: Estoy segura que casi todos los que salimos de la sala nos quedamos con un sabor amargo por el final de la película, por ahí escuche un “no merecía morir así”. Pese a que Dillinger mató a decenas de policías en los 140 minutos de duración del filme, y a mucha más gente en la vida real, Michael Mann (director) se encargó de darle un carisma, toque de romanticismo, inteligencia, caballerosidad al personaje para hacernos olvidar toda la abominación que existe en quienes apretan el gatillo con facilidad. Muchos esperaron su reencuentro con Billie y un final feliz en Río de Janeiro, pero él no era el héroe y en el Chicago de esas épocas su destino era morir así, aunque nos haya dado mucha pena.
Vemos solo lo que queremos: Una de las partes que más me gustó de la película fue cuando John Dillinger se paseó por las oficinas del Buró encargado de su captura como Pedro en su casa; pasó al costado de los rudos e inteligentes policías y nadie se percató que era él, con el mismo rostro que abundaba en las paredes y pizarras de ese lugar pidiendo su cabeza. Pensarán que esto solo ocurre en las películas pero lo que pintó Mann en esas escenas no tiene nada de ficción, él solo se encargó de retratar lo que nos ocurre a diario a todos, pasamos muchas cosas desapercibidas.
Vulnerabilidad femenina: La actitud de Dillinger con la mujer que decidió amar revolvió mi lado femenino y vulnerable, ese que las mujeres que nos creemos fuertes intentamos aplacar. Apuesto a que muchas como yo sintieron estremecerse cuando John venció con palabras, y una personalidad a prueba de balas, a una obstinada Billie y le hizo repetir que nunca volvería a abandonarlo, y después con ese “dilo, di que soy el hombre que te va a cuidar siempre”…
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