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La identidad del amor

Publicado: 2009-08-27

Mi única experiencia de sentir algo por alguien que no conocí fue en una relación platónica que tuve hace muchos años, en el fulgor del Latinchat. Ese lapsus de mi vida fue tan fugaz que apenas lo recuerdo, sin embargo lo que pasó exactamente hace un mes me hizo reflexionar sobre el amor a quienes jamás hemos visto.

El 26 de julio, día del cumpleaños de mi hermana, fue también el día del nacimiento de su hija, después de seis (casi seis) meses de concebirla, no como la mayoría de bebés que se pasan nueve meses navegando en su matriz esperando a que llegue el momento preciso de trasladarse al mundo.

Su llegada llenó de alegría a mi familia, pero también de mucha preocupación, la rotura de membranas hizo que mi sobrina estuviera dentro de mi hermana un tiempo considerable que le auguró un futuro poco alentador, el lugar que le esperaba afuera tenía que ser mucho más acogedor que las entrañas de su madre para que terminara de desarrollarse.

Desde el día en que sintió la luz, el ser prematura todavía le impide ver, la internaron en la Unidad de Cuidados Intensivos, donde solo permiten el acceso a sus padres. Mi hermana la conoció un día después de nacida y desde ese momento solo puede verla por un corto tiempo al día si los doctores se lo permiten.

No la conoce nadie más, salvo las enfermeras y las doctoras que dicen haberse encariñado con ella, pero yo que estuve en vela mientras esperaba que los doctores decidieran su momento de nacer, que la acompañé hasta la sala de operaciones, pasé horas en oración mientras agilizaban su nacimiento y no me fui a casa hasta saber que ya estaba en el exterior, con bien, hasta ahora no puedo verla…

Roxie, nombre elegido para ella no sé si por apresuramiento, es la bebé más hermosa que debe existir, el no verla ha hecho que imagine cada trocito de ella y que viva ansiosa por conocerla. Ella es en quien más pienso y por quien más pido a Dios, día a día.

Ayer cumplió un mes entre nosotros pero es como si siguiera dentro de su madre, con la identidad oculta, aún así siento que la quiero hasta el infinito; sueño con darle el primer beso en su frente y cogerle sus pequeñas manos cuando por fin pueda sostener su cuerpecito entre mis brazos.

Seré paciente Roxie, mientras tanto seguiré pidiendo a Dios que te dé fuerza, peso, salud, y que sobre todo te transmita el inmenso amor de todos los que te esperamos para cuidarte y hacer de tu vida una experiencia única.


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