#ElPerúQueQueremos

Te fui infiel

Publicado: 2009-08-29

Pasé muchas noches en vela pensando en qué sería de mi vida lejos de ti

 

Lo nuestro no fue amor a primera vista pero estuviste dentro de mi corazón desde siempre. Aprendí a amarte con todos tus defectos, me acostumbré a ti, el tenerte a diario, muy presente, hizo que pasara por alto situaciones que para cualquier otro hubiese sido razón suficiente para terminar o quizá para quererte menos. Pero no fue mi caso, yo te quise, te amé y hasta llegué a adorarte.

 

Acepté separarme de ti, simplemente para demostrarle al mundo que mis sentimientos no cambiarían, pensando que tu cercanía, tus costumbres, tu candor eran únicos, que no encontraría lo que me ofreces en otras tierras.

 

Me fui cuando el invierno terminaba, los días seguían fríos, recuerdo el 24 de mi partida, se te veía aún más gris, sin embargo ese día me acompañaste en silencio, hasta que besé el último de tus bordes, me alejé de tu océano y crucé otro hasta encontrarme  en un nuevo mundo pero contigo en mis retinas.

 

Allí, con un cielo que rara vez encontré contigo fui feliz, aunque me negué mil veces a vivir a plenitud porque nada ni nadie podía ser mejor que tú. Resistí cuanto pude, me negué a otras experiencias que me harían caer, sin embargo no sé cuándo ni cómo sucedió.

 

Inicié mi doble vida en otro avión, pude divertirme creyendo que eso no afectaría lo nuestro, ese viaje no duró más de una semana pero fueron días de pasión, de locura de hacer cosas que nunca hice contigo, de otros sabores, de otros olores, pero no llegué a lo profano, todavía te rendía devoción y te respeté. Confieso que regresé del viaje con la idea de volver y quizá en esa ocasión…

 

De vuelta a la rutina el deseo de perderme era constante, decía que estaba haciendo mal, que debía extrañarte más pero no podía con el ardor de mi ser. Necesitaba escaparme otra vez, volver a sentir esos aires que me dieron libertad. Otro vuelo, después otro y otro y en cada uno me desbandé, me entregué a otros y digo “me entregué” porque no sólo fue mi cuerpo, también les di mi corazón, sabes como soy cuando amo. Me enamoré en estaciones de metro, tuve amores de museo, de restaurantes, de playas, de cafés, de paisajes, de canales y ríos, de fiestas, de montañas, de otras lenguas.

 

No fui sólo yo, mis amantes me sedujeron, me hicieron débil ante sus ofrecimientos y atenciones, ante lo nuevo, belleza y perfección, libertad, diversión, lujuria, romance.

 

Enloquecí por ellos, por cada uno hasta que los dejaba, vivía mis aventuras con intensidad, sabía que al despedirme sería para siempre, y hasta llegué a creer que por ser temporales no te no hacía daño ni al amor que decía profesarte.

 

Sentimientos pasajeros, nada malo hasta que en el lugar donde regresaba luego de cada andanza, ese sitio al que había denominado “de tránsito” encontraría más que una ilusión.

 

Comencé a sonreírle a quien le había sido indiferente, a quien me esperaba en silencio mientras despachaba amores. Tenía encanto pero decidí pasarlo por alto, era interesante pero hice que no me sorprendiera, era excitante pero lo etiqueté de aburrido. No lo miraba como debía hacerlo, sabía que si lo hacía ponía en riesgo todos los años que me diste y que viví de ti. 

 

Le hablé con el corazón una tarde cuando me di cuenta que estaba empezando a enamorarme, le hablé de ti, de tus maravillas, de todo cuanto se podía disfrutar a tu lado, de lo dichosa que había sido en tus brazos. Ante mis confesiones narradas con culpabilidad recibía sus caricias y me confortaba. Te añoraba pero no era suficiente, me di cuenta que cambié y aunque no dejé de amarte por primera vez te fui infiel en cuerpo y alma.

 

No tuve fuerzas para terminar, me dejé llevar con más intensidad a medida que se acercaba mi partida final. Pese a lo que sentía no pensé en quedarme a su lado, el intervalo de tu ausencia tenía sus horas contadas, regresaría a tus brazos, confiaba en que al volver a cruzar el océano otra vez cambiaría de amor.

 

Mi corazón se hizo pedazos en la despedida, me había hecho sentir tan bien, completa, independiente, feliz, triunfadora, me había aportado mucho, había crecido a su lado. En ese momento, también en silencio, me dijo que podía regresar cuando quisiera, que siempre tendría los brazos abiertos para mí.

 

Saqué fuerzas para apartarme y comenzar de nuevo pero a tu lado. Tenía que hacerlo, nada debía salir mal, tú no enteraste, yo no te confesaría la verdad. Mordería el sentimiento pecaminoso y los recuerdos en las noches de recuentro que nos esperaban. Intentaría borrarlos con todo aquello que siempre me gustó de ti, los sitios que visitamos, escucharía tu música, probaría tus sabores, nos divertiríamos juntos otra vez… tienes tanto para dar.

 

Pero no fue fácil, creo que también cambiaste en mi ausencia, al volver no eras el mismo o ya no te creía el mismo. Comenzó a afectarme todo aquello que pasaba por alto, o lo acentuaste y no pude soportarlo. Los primeros días fueron un tormento, te veía y comparaba… lo que dejé por ti. No terminamos, tampoco intenté dejarte, me quedé a tu lado pero sabiendo que no eres lo mejor, sigo sintiendo amor por ti pero no es lo mismo de antes, cuando eras sólo tú.

 

Ahora tengo dos amores Perú, y tendrás que vivir con ello porque mi romance con España no tendrá fin. Algún día volveré a beber de sus besos, me está esperando con los brazos abiertos.

 

Ruth, 06 de marzo de 2008

 

 


Escrito por


Publicado en

De cosas que pasan

devanando porqués