#ElPerúQueQueremos

Golpe bajo

Publicado: 2009-09-02

 

Cada vez que identifico un mensaje publicitario agresivo, pero esos que de verdad agraden a alguien que no tiene como defenderse, siento mucha tranquilidad por estar metida en el mundo de la cooperación y no en el de Marketing. Mi experiencia en España, en el mundo empresarial, fue digna de recuerdo, sin embargo el que la empresa en la que trabajé no fuera lo socialmente responsable que demandaba le quitó todo el encanto y terminó por devolverme a la cooperación para el desarrollo, pero esa es otra historia.

 

Lo que quería comentar es sobre el último spot que ha lanzado uno de los hipermercados de capital chileno en el Perú; que presume de ser el único que ofrece descuentos hasta de un 70% por el segundo producto adquirido. El spot está protagonizado por la típica casera del mercado que, ante la insistencia de una cliente insatisfecha para conseguir que le venda la segunda lata de atún a menos de la mitad de su precio real, la termina mandando al único lugar donde conseguirá semejante ganga: el dichoso hipermercado.

 

Si tanta belleza es cierta, bien por el hipermercado y por sus leales clientes. La nota gris viene cuando vemos que esta publicidad no afecta a sus competidores cercanos, digamos, a competidores de su mismo nivel, sino a los pequeños comerciantes de mercados y bodegas que están casi extinguidos por la aparición de estas grandes superficies minoristas.

 

Nuestra casera de la paradita del barrio no encuentra manera de reducir los precios de sus productos porque no tienen el poder omnipotente de negociación con sus proveedores, como sí lo tienen los hipermercados; tampoco pueden darse el lujo de vender al costo porque no tienen como ampliar sus márgenes de ganancia, por ejemplo, subiendo el precio de otros productos (generalmente no alimenticios) como sí lo hacen las grandes tiendas.

 

Los que no se hayan dado cuenta de que los precios bajos (dos por uno y demás ofertas maravillosas) de los supermercados son la carnada perfecta para pescar y fidelizar clientes, a quienes luego de enamorarlos les venden otros productos a precios mucho más altos para recuperar la ganancia de lo vendido casi a remate, o con los jugosos intereses de los que pagan en “cómodas” cuotas con su exclusiva tarjeta de crédito; están siendo bastante ingenuos.

 

Por lo expuesto me pareció un golpe muy bajo esta intención exterminadora a los bodegueros y pequeños empresarios de las paraditas. Y si no quedó claro, les dejo algo para reflexionar: ¿Se han preguntado cómo puede hacer nuestro bodeguero, el chino de la esquina de toda la vida, para subsistir en el mercado cuando a su “casero” (también el de toda la vida) lo recogen de su casa para colocarlo justo frente a las góndolas de estos monstruos del retail?

 

Hay que jugar limpio Señores Monstruos, ya tienen bastante cuota y ganancia suficiente como para invertirla en campañas publicitarias sanas e inteligentes.

 

 


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