#ElPerúQueQueremos

Al grito de un gol

Publicado: 2009-10-13

Pocos tienen recuerdos gráficos del momento exacto de su nacimiento, salvo los que nacieron después de la invención de las cámaras portátiles de vídeo y tuvieron la experiencia de ser grabados por sus emocionados padres en la sala de partos. El mío es peculiar, dura 32 segundos y hasta está colgado en el Youtube.

Nací a las 11.38 a.m. y lo sé no solo por el registro de la hora escrita en mi partida de nacimiento, que como todas por ese entonces registraban la hora aproximada. Lo sé con exactitud porque mi llegada al mundo vino acompañada del grito de júbilo y celebración de todos los peruanos.

Mamá insiste en hacerme creer que yo no lloré como suelen hacer los bebés al nacer, sino que grité GOOOOOOLLLLL!!!, como todos los que festejaron aquel 18 de junio el empate de la selección peruana ante Italia en el Mundial España ‘82. El gol lo marcó Rubén ‘El panadero’ Díaz, al minuto 83 del partido que se inició a las 17:15, hora española, en el estadio de Balaidos en la ciudad de Vigo.

La nota gris fue que los médicos y enfermeras nos abandonaron (a mamá y a mí) para correr a abrazarse, quizá para ver la repetición del gol (no sé si por esas épocas ya se podían ver las repeticiones instantáneas), la alegría hizo que se olvidaran del parto y me dejaron allí, a medio salir, con la cabecita afuera y a mamá gritando para que terminen de hacerme nacer con la poca fuerza que le quedaba.

A raíz de ese hecho he pensado muchas cosas; todas alentadoras por supuesto, después de todo nacer en plena ovación debe ser un buen augurio, pero ahora que he analizado los resultados de la participación de Perú en ese mundial (el último) podría decir que de los tres partidos que se jugaron fue ante Italia que se obtuvo el mejor resultado; empate 1-1. El 15 de junio se jugó ante Camerún y se empató a cero, el último partido fue para el olvido; el 22 de ese mes Polonia nos hizo cinco goles y los peruanos solo el del honor. Después de eso todos sabemos la triste historia del fútbol peruano y de los vergonzosos intentos por clasificar a un mundial.

Cuando he contado esta historia he recibido diversos comentarios, uno de los más curiosos fue el que me hizo un amigo español, que me tachó de “gafe” (salada en peruano) y me dijo seriamente que es por culpa mía (no de Chemo, Burga ni de todos los comechados de la Federación Peruana de Fútbol) que los que han vestido la bicolor durante estos 27 años de Eliminatorias no sean parte de los grandes del fútbol mundial y que la única manera de que Perú vuelva a clasificar será cuando yo dé a luz.

Aunque no lo crean, mi espíritu deportivo, ese que está tan pateado como el de todos los que nos ilusionamos estúpidamente con el fútbol, guarda la esperanza de que así sea. Mis planes de tener hijos no se asoman a Sudáfrica 2010 pero sí a Brasil 2014 (creo que el 2012 sería un buen año para concebir, espero que la profecía Maya no arruine mis planes), así que a lo mejor por fin podamos vivir, los de mi generación por vez primera, la participación de Perú en un Mundial a ritmo de samba.


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